martes, 20 de mayo de 2008

El fútbol o la lógica de lo impensado

“Los goles que no se hacen en un arco, se hacen en el otro”
Cuántas veces nos dijeron esta frase. La cantidad de veces que la hemos visto aplicada en el campo de juego. Muchas veces llevándose al extremo de lo impensado y jugando con nuestros sentimientos.
Cuántas veces vimos al delantero parar la pelota frío, calculador, ponzoñoso y astuto como el gato negro que aguarda a su presa y sin embargo, pese a todos esos adjetivos, tirar la pelota afuera o que el mano a mano lo tape el arquero (y dicen que el primer mano a mano lo debe ganar el delantero, porque sino mala leche para todo el partido)
Cuántas veces el defensor llega libre en el medio del área, sin marca, más solo que Sanfilippo en el día del amigo, y aún así, cabecea arriba como un croto.
Cuántas veces el diez se para frente a la pelota, seguro como pocos, con los botines blancos, una pinta que raja la tierra y un par de minas que de afuera lo junan, pero cuando va a patear, ahí va. La pelota se estrella en el palo o la tira a la mismísima mierda.
Cuántas veces el cinco desde su panorama de la cancha mete un sablazo que se levanta hasta rozar como una lagrima de dolor el poste derecho del arquero.
Cuántas veces, díganme, ven que un equipo balea a otro, casi hasta darnos lastima y aún así, no logra meter la pelota bajo los tres palos.
Esos equipos que te sacuden el alma cada vez que patean o te llegan por todos lados y uno no sabe como carajo pararse. Y aún así, nada.
Díganme que no somos mala leche si lo miramos de afuera y pensamos “Seguro que ahora, los otros lo vacunan” Y los otros lo vacunan. Efectivamente, “Goles que se yerran son dolores de cabeza”. Es así señores.
Es una ley, no sé si física, metafísica, lógica o cuántica. Química tal vez, quién sabe. Pasa siempre y pregúntenle a algún viejo que vean por la calle, más o menos que este en su sano juicio. Él les va a contar que una vez...
Cuántas veces nos habrá pasado. Pateamos, mordemos, cabeceamos y nada. De pronto, en la primera contra del partido, nos empoman. Ahí esta la ley. Cuántas veces nos re cagan a pelotazos y cortamos clavos con el culo y ahí esta, el arquero pateo del otro arco y la mete.
¿Eso es justo? Ahora no importa.
Y es así, como dijo Dante Panzeri tan sabiamente, el fútbol es la lógica de lo impensado. Posee esa dinámica impensada que nos da el placer de jugarlo. Si queres, es una caja de Pandora, es una tómbola, lo que se te ocurra, pero es así.
Por más que afiles al delantero, le pongas un psicólogo o le prendas velas a San Benito, es así. Y si queres podes comprar a todas las estrellas juntas del firmamento pero sino es, no es.
Es que el fútbol es como la vida. Decide por si mismo, como si fuera uno más dentro de la cancha.



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